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Grandes misterios de la lengua: el Manuscrito VoynichONEWAY Grandes misterios de la lengua: el Manuscrito Voynich

Grandes misterios de la lengua: el Manuscrito Voynich

El mundo de los idiomas, de las lenguas, es también un universo lleno de misterios y enigmas, desde la misma Piedra Roseta, cuyo original se puede ver en el British Museum de Londres y que nos permitió descifrar el lenguaje egipcio.

Actualmente, el secreto mejor guardado por la historia, pese a los esfuerzos que lingüistas y criptógrafos han hecho a través de los años, es el Manuscrito de Voynich, que aún no se ha podido descifrar ni, por tanto, traducir al inglés, aunque cuando se halle la clave que permita averiguar lo que este libro quiere decirnos, apuesto a que será el inglés el primer idioma al que se traduzca.

El estadounidense William Friedman, uno de los grandes criptógrafos del siglo XX, quien creó una institución que recientemente ha estado en la palestra pública gracias a Edward Snowden, la Agencia Nacional de Seguridad, pasó 30 años intentando descifrar el código del manuscrito.

Nuestros alumnos y lectores también pueden intentar descifrar el código usado en el texto Voynich, pues la Universidad de Yale tiene en su página web una copia completa de acceso gratuito.

Escrito en el siglo XV, está en un idioma o código que nadie ha podido descifrar y acompañado con ilustraciones de plantas raras o inexistentes, símbolos astrológicos, criaturas con formas de medusas y mujeres desnudas, por ello el Manuscrito Voynich es un libro tan frágil como requerido.

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Se trata de un libro medieval anónimo que desde su redescubrimiento en 1912 tiene desconcertado a expertos de todo el mundo. De hecho, ha generado su propia categoría de estudiosos y fanáticos, llamados voynicologistas.

Con su mundo onírico indescifrable, el Manuscrito Voynich ha obsesionado a un sinnúmero de expertos, generando teorías complementarias y contradictorias sobre sus orígenes y posibles significados.

Está encuadernado con una débil cubierta de vitela (piel de vaca o ternera que sirve para pintar o escribir sobre ella) de color marfil viejo. Tiene 240 páginas ilustradas. En ellas se pueden ver plantas raras, símbolos astrológicos, criaturas con formas de medusas y lo que se asemeja a una langosta. En una de las imágenes se ve a un grupo de mujeres con piel de alabastro, desnudas, que se deslizan por lo que parece ser un tobogán de agua. El texto está escrito con letras marrones que me recuerdan al idioma Elvish, creado por el escritor inglés J. R. R. Tolkien, autor de novelas de fantasía como «El hobbit» y «El Señor de los Anillos».

El original de Voynich está depositado en la Universidad de Yale, y hace un año la guardiana del manuscrito eligió entre aspirantes de todo el mundo a la editorial Siloé, de Burgos, para reproducir el Voynich. El acuerdo permitirá a Siloé sacar una edición de 898 facsímiles trabajados con la paciencia de un orfebre, que verá la luz en el plazo de dos años. Cada ejemplar puede alcanzar los 8.000 euros.

Juan José García Gil, socio junto a Pablo Molinero de la Editorial Siloé, explica lo difícil que fue conseguir el fantástico encargo de la Universidad de Yale: “Nuestra gran baza fueron nuestros facsímiles, que entusiasmaron a los americanos”. Otras armas importantes a su favor fueron los premios de edición ganados por sus reproducciones y su colaboración con templos bibliófilos del rango de la Biblioteca Nacional de Francia y la Abadía de Westminster en Reino Unido.

Estaba claro que para seducir a una institución del poderío económico de Yale, donde el precio medio de la matrícula supera los 30.000 dólares, el dinero no iba a ser lo más importante. Fueron las ventajas técnicas las que facilitaron el acuerdo. Los facsímiles que haga Siloé van a garantizar a muchos estudiosos un acceso inédito al Voynich, lo que permitirá minimizar los riesgos de perder su contenido para siempre en caso de deterioro, incendio o hurto, además sus reproducciones podrán ser utilizados en exposiciones.

Los 898 ejemplares del Manuscrito Voynich, que Siloé lanzará a la venta dentro de unos meses, habrán llevado en total un año y medio de creación, palabra que parece más apropiada que «edición», dada la cantidad de procesos que debe pasar cada libro luego de la impresión, desde el envejecimiento hasta el cosido de las páginas. El libro de 240 páginas imitará todas las marcas del paso del tiempo que el códice original acumuló en estos seis siglos de vida.

García Gil

García Gil con uno de sus trabajos

«Es una combinación de proceso industriales y artesanales», dice García Gil, que afirma que ya tiene unos 300 prevendidos y que su precio es «asequible».

En cuanto al descubridor de tan magnífico libro: Voynich, se sabe que nació en 1865, era de origen polaco y vivía en Lituania, territorio que en ese entonces pertenecía al Imperio Ruso. Fue detenido y llevado a Siberia por ejercer actividades revolucionarias. Huyó a Inglaterra a través de Manchuria.

En Londres, estableció una librería de textos de segunda mano, la cual se convirtió en un centro donde confluían exiliados políticos. Entre ellos se encontraban figuras como Carlos Marx y un inmigrante ruso, quien adoptó el apodo de Sidney Reilly y se volvió famoso por ser «El As de los Espías».

Voynich dijo que se había topado con el manuscrito en un seminario jesuita, afuera de Roma, llamado la Villa Madragone. En el manuscrito había anexada lo que parecía ser una carta escrita en 1665 por Johannes Marcus Marci, un físico del Sacro Imperio Romano. En la misiva decía que el texto le llegó a pertenecer a Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1576-1612), y que probablemente era obra del alquimista isabelino Roger Bacon.

Otros dos posibles autores que suelen vincularse con el misterioso texto son: John Dee, un mago extraordinario y astrólogo de la reina Isabel y uno de sus seguidores, Edward Kelley. Voynich se refirió al libro como «El manuscrito con el mensaje codificado de Roger Bacon».

Las nuevas teorías en torno al misterioso libro se reproducen como moscas. Un botánico estadounidense retirado dijo recientemente que algunas de las plantas eran de origen mesoamericano, mientras que un experto británico aseguró que, tras aplicar conocimientos en lingüística, tradujo diez palabras.

No hace mucho, el ingeniero ruso de radiotécnica militar Nikolái Anichkin afirma haber descifrado el famoso, según recoge RT Digital. El investigador contó al periódico ruso “Moskovsky Komsomolets’” (MK) que había analizado el sistema de señas utilizado para componer el manuscrito de Voynich, lo que le había hecho creer que el texto tenía sentido. Según Anichkin, la obra contiene una descripción de las plantas encontradas en Asgard, ubicado en el territorio actual de Omsk en Siberia (Rusia).

El ingeniero analizó unos alfabetos eslavos buscando semejanza con el sistema de señas del manuscrito y consiguió encontrar un idioma más antiguo, que tenía casi las mismas características que las letras de la obra misteriosa. Según Anichkin, varias cantidades de símbolos del alfabeto utilizado para descifrar el manuscrito se corresponden a una letra del voynichés. Utilizando la clave el ingeniero cree haber descifrado palabras como ‘cáñamo’, ‘ropa de cáñamo’, ‘comida’, ‘beber’, ‘seis’ y otras. Anichkin utilizó los diccionarios publicados en Internet que, según él, no tienen bastante léxico.

El misterio está aún por descifrar, anímense…

Fuentes: BBC Mundo, Periodista Digital,

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